San
Nicolás de los Garza, lunes 19 de marzo de 2014
Universidad Alfonso Reyes
Licenciada en Formación Infantil
Materia: Pedagogía 1
Aportaciones de la educación en la antigüedad a la
educación actual
Nombre
de la maestra:
Lic.
Karina Valencia
Nombre
de la alumna:
Brenda
A. Menchaca Partida
Matricula:
F – 3874
Turno:
Matutino
Grado:
2do Tetramestre
Introducción
En este ensayo el tema a tratar será las
aportaciones de la educación en la antigüedad a la educación actual pensamos que es importante este tema porque
hablaremos sobre cómo está cambiando nuestra sociedad, simplemente con saber
que en los pasados siglos la educación solo era el trabajo para algunas
personas no querían que sus hijos estudien porque no servía para nada; pero
ahora necesitamos de la educación, del estudio, de los valores y costumbres
para poder superarte y poder trabajar, o también cuando antes solo era con una
sola libreta y lápiz pero en cambio ahora necesitamos libros mucho contenido, este es un claro ejemplo de cómo la educación
cambia con el paso del tiempo pero conoceremos más aun en los años atrás,
hablaremos sobre algunos filósofos que se interesaban en la educación y como
pensaban respecto a esto.
Los orígenes de la educación
de nuestro siglo: el ideal de Paideia
Aquí encontraremos un salto histórico
cualitativo y los cimientos de nuestra cultura, hablaremos sobre la realidad de
nuestros tiempos: la política, lo social, económica y por supuesto educativa.
La enseñanza en las escuelas públicas
proporcionada por el Estado, corría a cargo del maestro que posteriormente
tomaría el nombre de didáskalos, y la metodología utilizada era bastante
tediosa y memorística, utilizando como textos de apoyo aquellos que reforzaban
por su contenido la moral de alumno. Será en el Siglo V a.C, más concretamente
en su segunda mitad donde encontramos la primera figura que podría ser
calificada como profesionales de la educación sofista. Al tildarlos de
profesionales y teniendo en cuenta las
diferencias sociales de la época, no es raro ver que su función no comprendía
la formación de los ciudadanos de la polis, sino la formación de los que
gobernarían a todos ellos, aristócratas de alta cuna a los cuales el simple
hecho de su existencia merecía las mejores enseñanzas. Quizá sería algo parecido,
si podemos utilizar este adjetivo, a los profesores de enseñanza superior
actuales, mitad filósofos mitad retóricos, representantes de la cultura en
general y sin una ciencia en particular.
Sócrates, quizá el más influyente filósofo
griego y contemporáneo de los sofistas, fue en ocasiones considerado como uno
más de ellos, pero lejos de serlo y aún considerándose maestro de nadie,
siempre fue un verdadero educador. Él nunca se dedicó a la política, no
escribió nada, nunca cobró y simplemente se dedicó a filosofar y enseñar; creía
en la comunicación, en la búsqueda conjunta del conocimiento por medio de la
conversación y la duda.
Fue su idealista discípulo y amigo
Platón, quien opinó que el verdadero arte es gobernar y que la educación es la función
principal de los gobernantes, por lo tanto, la educación puede ser considerada
como el arte de las artes. La educación consistiría en volver a pensar en las verdades
ya conocidas, pues todos tenemos un conocimiento genuino innato del mundo de
las ideas. Por tanto, la tarea del educador-filósofo-gobernante sería ayudar al
alumno a recordar cómo es la verdad de las cosas, proceso que algunos han
llamado la gran conversión.
En este punto, sería oportuno relacionar
este tipo de educación con los objetivos que pretende la actual educación
superior, quien lejos de formar solo profesionales capaces de aplicar de forma
técnicas sus conocimientos, pretende alcanzar la formación de ciudadanos
íntegros no solo de capaces de reflexionar sobre su práctica profesional y
mejorarla día a día, sino también capaces de ser críticos en todos los aspectos
de su vida como persona antes que profesional.
En nuestros días, y con los cambios que
estamos viviendo, parece que el método expositivo está perdiendo credibilidad
como instrumento docente, quizá pasar de un extremo donde era la única
metodología utilizada, a otro donde ni siquiera nos planteemos utilizarla, no
sea una buena idea. Como podemos aprender de los métodos utilizados por
Sócrates y Platón, un diálogo bien estructurado puede ayudarnos en determinados
momentos a aclarar conceptos, transmitir información, crear expectación,
interés y motivación, y a un sinfín de los objetivos que solo un docente en
particular en una situación concreta puede llegar a vislumbrar. Su uso
indiscriminado es tan nefasto como el de cualquier otra metodología. Uno de los
mejores alumnos que Platón tuvo en la academia fue Aristóteles quien permaneció
en la misma hasta la muerte del primero. El vínculo que los unía iba más allá
que la pura relación entre maestro y discípulo, y aunque fueron amigos y
compartieron ideales por algún tiempo Aristóteles acabó por tomar su propio
camino y distanciarse cada vez más de los que terminó llamando: “los queridos
filósofos”, demostrando su todavía aprecio a sus mentores.
Habiendo dicho esto, se llegó a un punto
en el que la adquisición de cultura ya no servía sólo como realización personal,
sino también como un medio de ascensión social; aquellos puestos que requerían
cierta formación intelectual, estuvieron muy bien vistos y otorgaban cierto
status social, beneficios fiscales y un sueldo por parte del estado garantizado
aun cuando estos pasaron periodos sin tener que trabajar.
El interés que la educación romana puso
en un primer momento sobre la memorización parecía cambiar cuando el ideal se
tornaba más completo, los niveles educativos se preocupaban por aspectos más
complejos y la actividad del alumno parecía ineludible. Sin embargo, el interés
por asuntos que escapaban del control y la justificación pedagógica se
transformó en un nuevo interés por lo meramente memorístico y repetitivo.
Hoy en día, la escuela promulga un aprendizaje
menos memorístico y más centrado en el propio estudiante, su actividad y las
competencias que debe adquirir. La actual situación sociopolítica y, sobre todo,
económica pudiera hacer que los gobernantes quisieran anteponer lo urgente a lo
importante. La experiencia y el pasado parece indicar que seremos capaces de
aprender de nuestros errores; esperemos que así sea.
Todo ello es cierto. Pero también debemos
ir más allá y conseguir un verdadero cambio metodológico que responda a la
verdadera esencia de nuestra mayor preocupación como docentes: el aprendizaje
de nuestros alumnos.
En este sentido, deberíamos ser humildes
y aceptar que, en realidad, lo que hacen nuestros alumnos es mucho más
importante que lo que hagamos los docentes (Tyler, 1949; Shuell, 1986). Lo
cual, por otro lado, no le quita importancia a nuestra labor como facilitadores
entre las competencias deseables y los propios alumnos.
Conclusión
Terminamos este ensayo y no cabe duda
que nunca dejaremos de aprender de conocer e investigar todo lo que nos
interesa, pero aprendimos que la educación le podríamos decir básica porque
toda persona la necesita, como hablamos de Sócrates y Platón filósofos que
daban su vida con tal de enseñar a los alumnos o discípulos, nos mencionaban
que era conocer la verdad absoluta a cambio de nada porque enseñar era un arte
y es importante conocer lo que pensaban estos filósofos porque te das cuenta
que la educación es necesaria para nuestra vida y que en cada lugar donde
estemos podemos enseñar y educar.
Se han encontrado diferentes formas de
educar y eliminado muchas más, como por ejemplo antes era solo memorizar y todo
lo mencionado por el maestro tenía que ser grabado en la mente pero actualmente
necesitamos libros, libretas, material, cosas que necesitamos para poder
aprender y grabarlas en nuestra memoria.