miércoles, 26 de marzo de 2014

ensayo de brenda (aportaciones sobre la educacion de la antiguedad a la atual)

San Nicolás de los Garza, lunes 19 de marzo de 2014


Universidad Alfonso Reyes
Licenciada en Formación Infantil


Materia: Pedagogía 1

Aportaciones de la educación en la antigüedad a la educación actual

Nombre de la maestra:
Lic. Karina Valencia

Nombre de la alumna:
Brenda A. Menchaca Partida

Matricula: F – 3874

Turno: Matutino

Grado: 2do  Tetramestre 




Introducción
En este ensayo el tema a tratar será las aportaciones de la educación en la antigüedad a la educación actual  pensamos que es importante este tema porque hablaremos sobre cómo está cambiando nuestra sociedad, simplemente con saber que en los pasados siglos la educación solo era el trabajo para algunas personas no querían que sus hijos estudien porque no servía para nada; pero ahora necesitamos de la educación, del estudio, de los valores y costumbres para poder superarte y poder trabajar, o también cuando antes solo era con una sola libreta y lápiz pero en cambio ahora necesitamos  libros mucho contenido,  este es un claro ejemplo de cómo la educación cambia con el paso del tiempo pero conoceremos más aun en los años atrás, hablaremos sobre algunos filósofos que se interesaban en la educación y como pensaban respecto a esto.




Los orígenes de la educación de nuestro siglo: el ideal de Paideia
Aquí encontraremos un salto histórico cualitativo y los cimientos de nuestra cultura, hablaremos sobre la realidad de nuestros tiempos: la política, lo social, económica y por supuesto educativa.
La enseñanza en las escuelas públicas proporcionada por el Estado, corría a cargo del maestro que posteriormente tomaría el nombre de didáskalos, y la metodología utilizada era bastante tediosa y memorística, utilizando como textos de apoyo aquellos que reforzaban por su contenido la moral de alumno. Será en el Siglo V a.C, más concretamente en su segunda mitad donde encontramos la primera figura que podría ser calificada como profesionales de la educación sofista. Al tildarlos de profesionales  y teniendo en cuenta las diferencias sociales de la época, no es raro ver que su función no comprendía la formación de los ciudadanos de la polis, sino la formación de los que gobernarían a todos ellos, aristócratas de alta cuna a los cuales el simple hecho de su existencia merecía las mejores enseñanzas. Quizá sería algo parecido, si podemos utilizar este adjetivo, a los profesores de enseñanza superior actuales, mitad filósofos mitad retóricos, representantes de la cultura en general y sin una ciencia en particular.
Sócrates, quizá el más influyente filósofo griego y contemporáneo de los sofistas, fue en ocasiones considerado como uno más de ellos, pero lejos de serlo y aún considerándose maestro de nadie, siempre fue un verdadero educador. Él nunca se dedicó a la política, no escribió nada, nunca cobró y simplemente se dedicó a filosofar y enseñar; creía en la comunicación, en la búsqueda conjunta del conocimiento por medio de la conversación y la duda.
Fue su idealista discípulo y amigo Platón, quien opinó que el verdadero arte  es gobernar y que la educación es la función principal de los gobernantes, por lo tanto, la educación puede ser considerada como el arte de las artes. La educación consistiría en volver a pensar en las verdades ya conocidas, pues todos tenemos un conocimiento genuino innato del mundo de las ideas. Por tanto, la tarea del educador-filósofo-gobernante sería ayudar al alumno a recordar cómo es la verdad de las cosas, proceso que algunos han llamado la gran conversión.
En este punto, sería oportuno relacionar este tipo de educación con los objetivos que pretende la actual educación superior, quien lejos de formar solo profesionales capaces de aplicar de forma técnicas sus conocimientos, pretende alcanzar la formación de ciudadanos íntegros no solo de capaces de reflexionar sobre su práctica profesional y mejorarla día a día, sino también capaces de ser críticos en todos los aspectos de su vida como persona antes que profesional.
En nuestros días, y con los cambios que estamos viviendo, parece que el método expositivo está perdiendo credibilidad como instrumento docente, quizá pasar de un extremo donde era la única metodología utilizada, a otro donde ni siquiera nos planteemos utilizarla, no sea una buena idea. Como podemos aprender de los métodos utilizados por Sócrates y Platón, un diálogo bien estructurado puede ayudarnos en determinados momentos a aclarar conceptos, transmitir información, crear expectación, interés y motivación, y a un sinfín de los objetivos que solo un docente en particular en una situación concreta puede llegar a vislumbrar. Su uso indiscriminado es tan nefasto como el de cualquier otra metodología. Uno de los mejores alumnos que Platón tuvo en la academia fue Aristóteles quien permaneció en la misma hasta la muerte del primero. El vínculo que los unía iba más allá que la pura relación entre maestro y discípulo, y aunque fueron amigos y compartieron ideales por algún tiempo Aristóteles acabó por tomar su propio camino y distanciarse cada vez más de los que terminó llamando: “los queridos filósofos”, demostrando su todavía aprecio a sus mentores.
Habiendo dicho esto, se llegó a un punto en el que la adquisición de cultura ya no servía sólo como realización personal, sino también como un medio de ascensión social; aquellos puestos que requerían cierta formación intelectual, estuvieron muy bien vistos y otorgaban cierto status social, beneficios fiscales y un sueldo por parte del estado garantizado aun cuando estos pasaron periodos sin tener que trabajar.
El interés que la educación romana puso en un primer momento sobre la memorización parecía cambiar cuando el ideal se tornaba más completo, los niveles educativos se preocupaban por aspectos más complejos y la actividad del alumno parecía ineludible. Sin embargo, el interés por asuntos que escapaban del control y la justificación pedagógica se transformó en un nuevo interés por lo meramente memorístico y repetitivo.
Hoy en día, la escuela promulga un aprendizaje menos memorístico y más centrado en el propio estudiante, su actividad y las competencias que debe adquirir. La actual situación sociopolítica y, sobre todo, económica pudiera hacer que los gobernantes quisieran anteponer lo urgente a lo importante. La experiencia y el pasado parece indicar que seremos capaces de aprender de nuestros errores; esperemos que así sea.
Todo ello es cierto. Pero también debemos ir más allá y conseguir un verdadero cambio metodológico que responda a la verdadera esencia de nuestra mayor preocupación como docentes: el aprendizaje de nuestros alumnos.
En este sentido, deberíamos ser humildes y aceptar que, en realidad, lo que hacen nuestros alumnos es mucho más importante que lo que hagamos los docentes (Tyler, 1949; Shuell, 1986). Lo cual, por otro lado, no le quita importancia a nuestra labor como facilitadores entre las competencias deseables y los propios alumnos.




Conclusión
Terminamos este ensayo y no cabe duda que nunca dejaremos de aprender de conocer e investigar todo lo que nos interesa, pero aprendimos que la educación le podríamos decir básica porque toda persona la necesita, como hablamos de Sócrates y Platón filósofos que daban su vida con tal de enseñar a los alumnos o discípulos, nos mencionaban que era conocer la verdad absoluta a cambio de nada porque enseñar era un arte y es importante conocer lo que pensaban estos filósofos porque te das cuenta que la educación es necesaria para nuestra vida y que en cada lugar donde estemos podemos enseñar y educar.
Se han encontrado diferentes formas de educar y eliminado muchas más, como por ejemplo antes era solo memorizar y todo lo mencionado por el maestro tenía que ser grabado en la mente pero actualmente necesitamos libros, libretas, material, cosas que necesitamos para poder aprender y grabarlas en nuestra memoria.



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